Repasamos lo que fue el programa «Jugo de Limón». En esta ocasión, Santiago comenta las ideas de Carl Schmitt para pensar lo político.
«Carl Schmitt fue un actor polémico, con un explícito soporte al partido Nazi de Alemania, pero al mismo tiempo, fue una figura insoslayable de la filosofía política del siglo XX» así lo describe Santiago al autor al que hará referencia en esta columna.
«Él en 1932 publicó un libro titulado El Concepto de Lo Político, donde hace una crítica muy dura al Liberalismo político. Hablamos de las instituciones tal cual las conocemos en una democracia liberal; una democracia representativa, deliberativa, donde hay un Parlamento donde se resuelven las cuestiones de la vida en común, etc. Lo que Schmitt dice es que esto es una pantomima, que el poder no está ahí» introduce las ideas del filósofo alemán.
«Lo que va a decir Schmitt es que el liberalismo esconde el conflicto político, lo evita, no se hace cargo y parte de un supuesto consenso que en verdad no es tal. Parte de la idea de que ningún consenso es posible, porque por debajo va a tener una exclusión. El liberalismo, históricamente, para constituirse como un modelo político basado en la deliberación racional, la negociación entre partidos y demás tuvo que excluir a un otro que no es parte de una liberación» comparte Santiago las ideas más contundentes y polémicas.
A partir de esta crítica, es que el filósofo Schmitt propondría un nuevo modelo, el cual es explicado por Liaudat a continuación: «Vamos a sacar de lo político todo lo que tenga que ver con lo secundario, quedémonos con la esencia de lo político. Para él, la oposición fundante de lo político era amigo-enemigo. Pone el conflicto inherente a lo político, dice que el conflicto siempre está y lo político es constitutivamente conflictivo y el liberalismo no se hace cargo. Fíjense el liberalismo en Argentina con el peronismo, quisieron eliminarlos».
Luego, menciona algunas cuestiones con las que él no comparte ideológicamente: «La política termina siendo una lógica de eliminar al otro. Termina adhiriendo a este principio alemán de autoridad, la autoridad del soberano es quien resuelve y quien tiene el poder».
En este punto, Santiago propone a Enrique Dussel, filósofo argentino que se coloca en una tercera posición. «Él va a decir que hay que evitar estos dos extremos. Hay que recoger la dimensión conflictiva de la política pero no hay que comprar la deriva autoritaria. Del liberalismo recoge el elemento de la posibilidad de evitar que el conflicto no se vuelva una guerra, que la política sea algo que emana de la propia sociedad. Dussel trabaja esta idea de reconciliar la política con la sociedad».
«Creo que el desafío para repensar los fundamentos de lo político desde nuestro punto de vista – creo que en cierto modo quedamos encorsetados en una mirada muy liberal de la política, reprodujimos esta separación y dejamos el caldo de cultivo para que nos puedan catalogar como casta – es cómo recuperamos ese fundamento de lo político que es la comunidad, en definitiva» concluye Liaudat la propuesta del día de la fecha. «El segundo es poder identificar claramente quién es el enemigo de esa conflictiva política, no confundirlo con el adversario y el aliado, que eso es lo más grave. El enemigo de fondo es el que ahora se muestra a viva luz, que se sacó las máscaras. Si hoy estamos a la defensiva y seguimos perdiendo aliados, seguimos perdiendo poder».