Un estudio del IIESS que analiza los censos de las últimas dos décadas revela que, mientras el sudoeste bonaerense mantiene una baja densidad demográfica, localidades como Villa Ventana y La Gruta se consolidan como polos de atracción. La búsqueda de un nuevo estilo de vida y el acceso a la tierra impulsan este fenómeno, diferenciándose de la tendencia de estancamiento en grandes centros urbanos como Bahía Blanca.
El estudio fue encabezado por la socióloga e investigadora María Jimena Irisarri quien contó que la intención fue “ir hacia atrás, tomar los datos y ver que dinámica se dio en el sector respecto a la población, los hogares y la vivienda para ver si había tendencias consolidadas”.
En diálogo con Pulso Informativo por Radio Altos, dijo que se hizo una observación de los distritos de la región que tienen una ley que promociona la parte económica o la primaria de agricultura y ganadería. “En base a ellos queríamos ver la necesidad de pensar un plan de desarrollo del hábitat”, explicó.
En esa línea, resumió que esa dinámica no se dio en términos generales. Ejemplificó que en localidades como Dorrego en momentos crece y en otros decrece el nivel poblacional, mientras que en algunas ciudades el número de habitantes dio un salto grande.
Las excepciones son Patagones y Tornquist, donde se registra un crecimiento relevante en los últimos años.
En ambos casos, el aumento poblacional no se explica por cambios en la fecundidad ni por transformaciones productivas, sino por la combinación de políticas de acceso al suelo y modificaciones en los modos de vida posteriores a la pandemia de COVID19, respectivamente.
En Tornquist, se destacó el crecimiento de localidades como Villa Ventana y La Gruta, asociadas a una búsqueda postpandemia de mejores condiciones de vida y mayor cercanía con la naturaleza. “No se busca tener todos los servicios sino un acceso a la tierra”, subrayó la especialista.
En el caso de Patagones, para evitar el crecimiento de villas y asentamientos, se impulsó un plan de loteo y viviendas que continuó a pesar de los cambios de gestión. “Esto pudo haber sido un atractivo para un sector de la población que se instaló allí”, deslizó.
Por eso, opinó Irisarri que “cuando hay políticas del estado a favor de la vivienda resultan muy importantes“.
En el caso de Bahía Blanca, explicó que “no aumenta tanto la población, sí la densidad”. “La ciudad no crece al nivel esperado, en 1985 se hablaba de Bahía como un polo de la región con 400.000 habitantes; una cifra a la que nunca llegó“.
“Eso hace rever estos factores de desarrollo, si realmente son atractivos de población o no”, siguió.
Por otro lado enfatizó que “uno piensa que la economía está vinculada al puerto, cuando la gran mayoría de la población vive del comercio, y eso influye en los movimientos a la hora de elegir la ciudad”.
El 17% de la gente vive de la industria frente al 32% del sector comercial. “Es una ciudad que tiene una impronta diferente y en función de eso hay que repensarla con la actualización de los códigos de planeamiento”, concluyó.
Fuente: Frente a Cano



































































