En el marco de las denuncias por abuso sexual infantil que conmueven a la comunidad de Saldungaray, FM Reflejos dialogó con Silvia Piceda, que es médica y lidera la organización Adultxs por los Derechos de la Infancia y sobreviviente de abuso sexual infantil.
La entrevistada profundiza en las dinámicas del abuso intrafamiliar, el rol de los adultos en la contención de las víctimas y la necesidad de generar espacios sostenidos de escucha, acompañamiento y articulación con la Justicia. Desde una perspectiva experiencial y militante, Silvia aporta herramientas para fortalecer las redes comunitarias de protección y promover una respuesta social empática y comprometida con la causa.
«Lo primero para mi es importante acá saber que 1 de cada 5 personas que conoces han sido abusada sexualmente, la mayoría de nosotros de manera intrafamiliar y seguido de por alguien de gran confianza para el niño. Estos eventos que pasan socialmente, que hay denuncias, hay una gran desesperación pero que no repercute en un trabajo cotidiano de la comunidad. Primer consejo a la comunidad; que aprovechen este evento, sea doloroso, movilizante, angustiante, para generar una sociedad más dispuesta a escuchar, a atender, y promover una sociedad que sea de verdad empática con los niños y niñas y con adultos que no se han animado a hablar» abre la nota Silvia con un importante mensaje. «Las víctimas muchas veces nos hemos mantenido en silencio porque no hemos tenido a quién pedir ayuda. Por eso insisto tanto en que trabajen cómo, como sociedad adulta, empecemos a ser más empáticos, más protectores».
«El agresor o agresora tiene que ser condenada penalmente, no me cabe duda. Pero nuestra vida no está condenada a tener una vida solo cargada de dolor, humillación, aislamiento. No nos mataron; tuvimos un evento traumático dolorosísimo» comenta sobre la repercusión en la vida de las víctimas. Agrega que es de destacar que los menores sean escuchados y acompañados por los adultos y que los mismos creen una red de contención para los damnificados.
Ante la consulta sobre cómo ayudar a las familias de las víctimas, sobre todo de las menores, Silvia comparte: «Entiendo la desesperación, entiendo el dolor, pero es fundamental entender que la Justicia está actuando y que se queden tranquilos porque hicieron algo magnífico – que no suele ser lo más habitual – que es que escucharon a sus hijos y actuaron». También sugiere tener mucho cuidado con las actuaciones tomadas en este momento de desesperación: «Esos niños y niñas nos están mirando. Muchas veces en nuestro decir estamos dando pronóstico. Si decimos ‘a mi hija la mataron en vida’, esa niña está escuchando».
Silvia invita a los adultos que se encuentran acompañando a las víctimas a sumarse al grupo de ayuda mutua de padres. «Un espacio anónimo, gratuito y virtual, todos los sábados de 15 a 17. También podemos hacer un grupo en Saldungaray. Entiendo la desesperación y angustia, pero hay que hablarlo entre adultos».
La entrevistada también sugiere tener mucho cuidado con lo que es compartido públicamente: «Es fundamental que las múltiples personas que pasaron por lo mismo sepan que hay posibilidad de compartirlo, que hay gente que les va a creer y que la vida sigue. Las entiendo totalmente, pero por eso está bueno compartir esos sentimientos entre adultos empáticos. Los padres generalmente son los más desbordados por estos hechos, pero es muy importante que el resto de los adultos puedan formar un colchón de contención para esos adultos. Y eso lo puede hacer cualquiera».
«Para desenmascarar a los agresores, siempre hay que ir por la vía jurídica. Y, por otro lado, la sociedad dar total rechazo a los agresores. Me he acostumbrado a la gente a decirle, lo te pido que lo mates (al agresor), te pido que no lo saludes» exclama en relación a la actitud que debería tomar la sociedad para continuar acompañando a los y las damnificadas.
«Somos materia dispuesta para armar jornadas, para dar charlas, para ayudarlos a armar grupos de pares que son fundamentales. Los invitamos a que nos inviten a ir a Sierra para seguir construyendo juntos una sociedad adulta que de verdad defienda a la infancia de todas las violencias, el abuso sexual es el más feroz» menciona cómo su ONG puede contribuir a la causa.
«Hay que seguir trabajando. Uno baja mucho la angustia cuando siente que tiene alguien que te escucha y alguien que te cree. Si tenemos una sociedad empática, amable, la desesperación va bajando. Los invito a seguir trabajando como comunidad, poner luz sobre el tema» expresa, finalmente, en relación al acompañamiento de los servicios públicos intervinientes en la situación y la actitud reticente de las familias afectadas.
Foto de portada; Puntal de Villa María – Silvia Piceda y Sebastián Cuattromo