Uh, este otra vez… : Un sitio donde podes encontrar cosas para leer que pueden resultarte, en un principio, intrascendentes, pero en un segundo momento, también.
La edad
Me he dado cuenta que crecer o ser adulto implica, entre otras cosas, darse cuenta que los técnicos de fútbol son ex jugadores.
Cuando comencé a mirar fútbol, los técnicos eran gente grande. Eran pelados, arrugados, panzones, o muy flacos y fumaban como escuerzos. Tenían un físico y apariencia como para bancar máximo un partido de bochas. Esos tipos siempre habían sido técnicos, y siempre habían sido viejos. Cómo Griguol podía haber sido un jugador de fútbol. Bianchi, imposible. Era un profesor de biología. Menotti, no paraba de fumar, tenía el cuerpo de un rockero de los años 70, cómo ese tipo iba a haber vivido de patear una pelota. No tenían pasado de jugadores esos. Los viejos con los que miraba los partidos de chico, macaneaban. Cómo jugaba tal, cómo cabeceaba fulano, qué rudo era mengano, ese sí que raspaba. Y todo por el estilo. Pero era pura fabulación. Estos tipos habían nacido con 50 años.
Ahora resulta que Gago es técnico, que Demichelis y Dominguez son técnicos, que Verón y Román son presidentes de clubes. Cómo puede ser eso. En qué momento sucedió. Si hace un día estaban pateando pelotas. Cómo se atreven a crecer.

El nombre
Hagan lo que quieran con mi nombre, total no es mío. Me lo pusieron. Lo mismo con el apellido. Qué quieren que haga. Es como que un álamo se preocupe por si le dicen árbol, planta, aromo o álamo. El tipo sigue ahí. Entiendo lo del nombre y las cosas, Foucault, la identificación, la percepción, pero a veces es complicado. Hay que dejarse nominalizar.
Me han dicho Florencio, Hipólito, Laurencio e Ilario, en la variante escrita. El apellido, Canepa, Capeansa y la variante culinaria, Canapé. Cuando es Capeans, la acentuación vuela de una sílaba a la otra con criterios desconocidos. Ya ni sé cómo pronunciarlo. Es divertido, al fin de cuentas.
Una situación: estaba en CABA terminando una compra en un local de recursos tecnológicos atendido por un extranjero, un árabe. Me tenía que hacer una factura para entregar en mi trabajo. Como pudo, me preguntó cómo me llamaba. Dije: “Mi nombre es Hilario, con hache”. Estaba por pronunciar mi apellido para que terminara de completar, cuando el árabe me entregó la factura con una rotunda nueva identidad: Hilario Corachi.

La altura
Producto de mi altura un poco por arriba del promedio de la gente en estas tierras, siempre quedé un poco colgado en charlas cotidianas. Mi cabeza queda más alta del circuito horizontal de las palabras y tengo que encorvarme, agacharme, acercar la oreja, no escucho, las personas me evaden por la incomodidad de levantar la cabeza. Termino viendo desde arriba la conversación cuando estoy con dos o más interactuando. Incluso cuando hablo con una persona más baja, quedo afuera. Todo me es incómodo. Me duelen las rodillas, sino la cintura.
La altura está sobrevalorada discursivamente en la sociedad y despreciada explícitamente por los fabricantes de mobiliario, de combis y de aviones.
Cómo saber si estás vivo
Morder una uva moscatel y que su sabor te trompee la boca. Dormir bien y a veces dormir mal. Enojarse con un pibe en la escuela, conmoverse con una palabra o actitud del mismo pibe. Jugar seriamente. Decir no. Mandar a la mierda a alguien. Pedir perdón. Ponérsela en la pera. Guardarse unos días. Enojarse. Aburrirse. Viajar en transporte público de larga distancia. Darle el peso pertinente a una opinión. Que un perro te vea y mueva la cola. Freezar cosas para cocinar. Dejar un libro sin terminar de leer. Terminar un termo de mate. Organizar las horas. Irse de los grupos de Wtsp. Renunciar a cosas. Disfrutar de nuevas. Bajar las expectativas. Que un puerta automática se abra al acercarse. Celebrar las buenas nuevas. Que la mente la reme en dulce de leche, repostero. Disfrutar del algoritmo. Engañar al algoritmo. Querer irse. Querer volver. No justificar la vida ante nadie. Dejarse tejer en redes. Ser buen anfitrión. Extrañar a alguien. Asumir lo absoluto de la muerte y la relatividad de este texto.