Desde su pueblo natal en la provincia de Buenos Aires, Pilo Santos construye un camino singular como músico, luthier y gestor cultural. Entre sus múltiples proyectos, se destaca su afán de restaurar y conservar más de 150 guitarras eléctricas vintage hechas en Argentina, mientras sueña con abrir el primer museo nacional dedicado a estos emblemáticos instrumentos.
Desde el centro de la provincia de Buenos Aires, una localidad cautiva a sus visitantes no sólo por su belleza -plena tranquilidad, aire puro, cantos de pájaros y un bucólico arroyo que surca las verdes llanuras-, sino también por su rica e intensa actividad cultural y musical. Precisamente fueron estas tierras las que parieron a Pilo Santos.
Pilo es un músico multiinstrumentista, luthier, promotor cultural y activo colaborador de la movida tapalquense quien, en su permanente afán por destapar nuevas cajas de Pandora, hoy se encuentra trabajando en un nuevo proyecto que seguramente hablará.
Un poco de su biografía
«Soy Pilo Santos, nacido, criado y crecido en Tapalqué. Continúo viviendo aquí, más allá de que he andado por toda la provincia y parte del país en mi actividad como músico». Con voz pausada y campechana, como quien atesora una sabiduría no acorde a su edad: así se presenta este intérprete de cutis trigueña y renegrido cabello largo, conocido en todo el pueblo por su increíble habilidad para exprimir música de cualquier instrumento que llegue a sus manos.
«Vivo con mi familia, con mi señora —Luciana, que es veterinaria de pequeños animales— y con mi hijo de nueve años. Ella me conoció así, rodeada de guitarras, de ideas, de sonidos, y entiende lo que esto significa para mí. El apoyo familiar es importantísimo para mi actividad», prosigue.
«Provengo de una familia de músicos, todos autodidactas. Mi papá -fallecido muy joven, de 55 años, el mismo día en que cayeron las Torres Gemelas- hacía folclore y milonga sureña, con un estilo muy característico de esta región», detalló Santos, para luego continuar: «Él era muy autodidacta, y tocaba muy bien la guitarra. Mis cuatro hermanos y yo aprendimos música en mi casa, junto a él».
Pilo Santos continúa nadando en sus vívidos recuerdos: «Toda mi vida fui un melómano, un ferviente amante de la música. Y con el tiempo me he convertido en un coleccionista de música del mundo, en todos los formatos: desde casetes hasta CD’s, vinilos, vídeos, que incluyen un amplio repertorio de múltiples estilos musicales».
Movido por una curiosidad insaciable, que siempre lo llevó a explorar lo incierto, Pilo Santos supo surcar distintos caminos. Uno de ellos, la realización de programas de radio y televisión de Tapalqué, que lo tenían a él como uno de los especialistas en géneros musicales.
Otro sendero: «En el año 2000 fui a estudiar a Buenos Aires, al Conservatorio Nacional Carlos López Buchardo, y durante ese período pagué mis estudios trabajando como DJ en un boliche. Pero durante la crisis económica que azotó al gobierno de Fernando de la Rúa no pude sostener la carrera, por lo que tuve que seguir estudiando en la localidad de Azul, a 50 km. de Tapalqué».
Para Pilo Santos, el movimiento se demuestra andando. Por ello aprendió a tocar varios instrumentos con la misma pasión que lo llevó a explorar distintos géneros. Folclore, rock, grabaciones, proyectos que se entrelazaban en su vida cotidiana como parte de su identidad musical.
“Mientras tanto, siempre estuve activo con mi condición de multiinstrumentista —decía—, tocando con unos y con otros, grabando, haciendo música sin pausa.”
El Eternauta, por Pilo Santos
En 2003, junto a dos amigos, tuvo la idea de abrir un espacio cultural distinto en Tapalqué, que funcionara como punto de encuentro para diversas expresiones artísticas. El lugar se llamó El Eternauta Paracultural . Allí, durante las tardes, Pilo enseñaba música y, cuando caía la noche, el espacio se convertía en un refugio para quienes querían disfrutar de un escenario abierto a distintas manifestaciones culturales.
El Eternauta Paracultural fue escenario además de exposiciones de fotografía y pintura, al tiempo que Pilo invitaba a todos los artistas locales a mostrar sus trabajos durante los fines de semana. Además, se organizaban allí encuentros musicales con el jazz, el tango y otros estilos como auténticos protagonistas.
Sin planearlo, Pilo fue formándose también como gestor cultural, un rol que le permitió ser puente y motor para la escena artística de su ciudad.
Pero en 2004, cuando ocurrió la tragedia de Cromañón y se endurecieron las normas para habilitar locales con público, El Eternauta Paracultural se enfrentó a un muro insalvable. La casa, antigua y restaurada, requería inversiones que no fue posible afrontar para cumplir con los nuevos requisitos de seguridad. Así, el espacio tuvo que cerrar sus puertas, y con ello, una etapa importante en la vida cultural de Tapalqué llegó a su fin.
“Luego de esa experiencia, alquilé un local y me dediqué a dar clases a alumnos particulares”, prosiguió Santos, “hasta que fui convocado por la Secretaría de Cultura de Tapalqué en 2004, y en ese momento, a través de un intenso trabajo conjunto, lanzamos el Tapalqué Rock, iniciativa que posibilitó darles espacios a las bandas locales para que presenten su música”.
Pero detengámonos a analizar un poco el contexto: en Tapalqué, las bandas que más sonaban en las radios locales eran las dedicadas al folclore oa la música tropical; El rock brillaba por su ausencia.
«Un párrafo aparte merece todo lo que pasó durante los primeros años hasta que se entendió la idea. Y, verdaderamente, el Tapalqué Rock -que lo mantuvimos durante 20 años- fue mi idea», detalló el músico, quien aseguró que en 2024 se decidió a dar un paso al costado en esta iniciativa «para dar lugar a las nuevas generaciones de jóvenes».
Mientras su actividad musical lo mantenía en constante movimiento, Pilo Santos también dedicaba parte de su tiempo a la docencia. Durante 17 años dio clases en el Conservatorio Municipal de Tapalqué, dejando huella en varias generaciones de estudiantes.
Esa constancia fue dando un nombre propio en la región. “En ese contexto —continúa Santos— caigo invitado a tocar con Jaime Torres, el archiconocido músico y charanguero argentino”, recuerda con humildad. Lo cierto es que ese encuentro fue un impulso fuerte para su trayectoria, un reconocimiento de aquellos que nutren el currículum, pero también el alma.
Otro momento que destaca fue su paso por Cosquín. Aunque no estudió los lugares principales del escenario mayor, supo dónde estaba el verdadero corazón del festival. “Ahí tocás con todos —dice—. Pero el trabajo está en las peñas.”
Guitarras eléctricas, vengan a mí
El auge en redes (con su nombre y su constante actividad en el ámbito de la música) lo llevó de la mano a un lugar inesperado: el mundo de las guitarras eléctricas vintage argentinas.
«Pocos saben que las primeras guitarras eléctricas de Latinoamérica se hicieron aquí, en Argentina. Y lo que hoy hago —el rescate emotivo, la restauración, la revalorización histórica de esos ejemplares— es una actividad única en el país. No me dedico a la venta: me considero, más bien, un guardián transitorio, alguien que custodia estas piezas para que su historia no se pierda», narra Pilo Santos, mientras despliega su colección de más de 150 guitarras únicas, rarísimas, Hecho en un tiempo donde no se trabajaba en serie.
«Con el paso del tiempo, mucha gente que busca reencontrarse con aquel pasado musical me ha ido contactando. Me escriben, me comentan, me preguntan. Porque casi no hay información sobre estos instrumentos nacionales en Internet. La mayoría de ellos desaparecieron a fines de los años ’80 y comienzos de los ’90, cuando comenzaron a ingresar al país los instrumentos importados, y cerraron casi todas las fábricas locales».
Para reconstruir esa historia, Pilo Santos comenzó a hablar con los hijos de aquellos fabricantes ya fallecidos. Con sus historias, sus fotos y sus recuerdos fue armando un verdadero relato viviente, con datos precisos y únicos. «Las guitarras que restauro son originales, aunque muchas han sufrido modificaciones a lo largo de los años. Mi intención es devolverles su estética de época, restaurarlas con cuidado y exponerlas, tanto en Argentina, como en Europa o Estados Unidos (allí de manera virtual)», prosigue el multifacético Pilo.
«Hay que poner en contexto cómo se fabricaban esos instrumentos. Hoy cualquiera busca un método en Internet y se arma una guitarra en casa. Pero en esa época —y más en Argentina— los fabricantes se inspiraron en revistas extranjeras en blanco y negro. Copiaban lo que podían, con lo que tenían a mano, y aún así lograban maravillas. Eso me lo contaron los propios hijos de los luthiers».
Próxima parada: museo de guitarras eléctricas argentinas
Señoras y señores, llegó el momento de descorrer el telón para ubicarnos frente al próximo proyecto de Pilo Santos: «Mi mayor anhelo es fundar el primer museo del país dedicado exclusivamente a guitarras eléctricas argentinas. No tengo los medios para afrontar un alquiler o montar por mi cuenta ese espacio. Pero sí tengo el deseo firme de mostrar esto al mundo, de que la gente venga a Tapalqué no sólo por las guitarras, sino por todo lo hermoso que tiene este pueblo», detalló el músico y luthier tapalquense, y añadió que «junto con otros interesados, elevamos un proyecto a la Secretaría de Cultura con ese objetivo. Hay interés. Hay ganas de que suceda».
De este modo, el tapalquense Pilo Santos vuelve a encender su llama interna, en la que arden su amor por la música, la eterna capacidad de asombro y la concreción de nuevos proyectos, contribuyendo así, con su granito de arena, a que en Tapalqué no sólo se respira aire puro y tranquilidad, sino también música y cultura en todas sus formas.
Más información en:
Web: https://www.municipiodetapalque.gob.ar/oficina-turismo