Dos mujeres, dos etapas de la historia, dos dictaduras. Rosa Dubovsky y Hilda Guerrero de Molina son ejemplos de lucha y resistencia en la historia argentina. Ambas mujeres, provenientes de contextos diferentes, se convirtieron en símbolos de fuerza y lucha contra la injusticia y la opresión.
Dos mujeres, dos etapas de la historia, dos dictaduras (dos de las 6 que se concretaron a lo largo del siglo XX); dos presencias potentes poniéndole el cuerpo a un sistema que, permanentemente, excluye a los sectores vulnerables y un micro-radial que busca conjurar el olvido.
Ambas son la representación de lucha de aquellos que sufren las injusticias y son, además, un símbolo de fuerza para las mujeres que creemos que la lucha a través de la política es necesaria para generar cambios en nuestra sociedad.
ROSA DUBOVSKY, venía de lejos, de familia judía, nacida allá en la Rusia zarista. HILDA GUERRERO DE MOLINA, una mujer de pueblo, nacida aquí, en nuestra tierra.
ROSA DUBOVSKY tuvo que huir de la represión y los progromos antijudíos del régimen zarista y en la Argentina, fue perseguida por la dictadura de Uriburu durante la Década Infame pero, valiente y decidida, nunca dejó de militar activamente en la FORA y en la Federación Libertaria Argentina. Creó un centro anarquista de mujeres, ayudaba a organizar a las trabajadoras de las fábricas, enseñó tácticas de huelga a las lavanderas, fundó una biblioteca, exclusivamente para mujeres llamada Emma Goldman. Anarquista desde muy joven, tuvo una destacada actuación en las protestas sociales, en las huelgas obreras y en las manifestaciones de lucha por la dignidad humana. Murió en 1972.
HILDA GUERRERO DE MOLINA, fue asesinada por la dictadura de Onganía en 1967. Acompañó las luchas obreras de los ingenios azucareros tucumanos, organizó ollas populares para paliar el hambre y afrontar la pobreza junto con otras mujeres de la rama femenina del Partido Peronista.
Fue una de las principales protagonistas del plan de lucha de la Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera (FOTIA). Durante la larga marcha desde el ingenio Santa Lucía hasta San Miguel de Tucumán, con la policía bloqueando caminos, reprimiendo a sangre y fuego a los trabajadores y sus familias, una bala impactó en la frente de HILDA GUERRERO DE MOLINA.
La furia popular se hizo sentir y en Bellavista se generó una pueblada que logró el repliegue de la policía y por unas horas, la localidad estuvo en mano de los trabajadores, sembrando la semilla que años después germinó en el Cordobazo y el Tucumanazo.