Este martes, en la Sala de Situaciones del Palacio Municipal, se llevó a cabo una reunión en la que se avanzó en la ejecución de un proyecto de medición de la huella de carbono en el distrito de Tornquist.
La huella de carbono es la medida del impacto que provocan las actividades del ser humano en el medio ambiente y se determina según la cantidad de emisiones de GEI (Gases de Efecto Invernadero) asociadas a una empresa, evento, actividad o al ciclo de vida de un producto o servicio.
Calcular la huella permite reducir la emisión de GEI y mitigar el calentamiento global; identificar oportunidades de reducción de costos; incorporar la reducción de emisiones en la toma de decisiones; y demostrar, a nivel empresarial, la responsabilidad medioambiental, entre otras cuestiones.
La iniciativa surgió mediante Enrique Moreno, asesor de la Cooperativa Obrera, quien presentó la propuesta en el municipio, desde donde rápidamente le dieron el visto bueno y para lo que, luego, firmaron un convenio con la Universidad Tecnológica Nacional para llevar adelante el proyecto.
En diálogo con nuestro medio, Moreno destacó la importancia de llevar adelante la iniciativa: “un paso importante para todo el área de Ventania es empezar a ver cuál es la huella de carbono que vamos dejando y después ver de qué manera la podemos mitigar. Es un gran desafío”.
El trabajo “se está empezando a organizar en función de hacia dónde vamos, lo nos va a dar indicadores que nos van a permitir, después, trabajar sobre ellos y poder medir si estamos haciendo las cosas bien o no”.
El proyecto “forma parte de una política general de la cooperativa en todas las localidades en las que está y en Tornquist enseguida hubo una recepción positiva por parte del intendente Sergio Bordoni”.
Desde la comuna, la propuesta se lleva adelante a través de la Secretaría de Producción y Medio Ambiente, cuyo titular, el Dr. Ricardo Echevarría, aseguró que se trata de “una decisión para que se convierta en una política de estado”. Lo principal para comenzar a trabajar “era conseguir los primeros datos y, a partir de ellos, hacer políticas para tratar de amortiguar los efectos que estamos causando y luego volver a medir para ver lo eficientes que estamos siendo”.
“Tenemos que trabajar muchísimo con los destinos turísticos para que la gente adopte todo este sistema de hábito para tratar de contaminar menos”, consideró.
“Este es el comienzo de un gran trabajo –agregó Melisa Herrada, Directora de Medio Ambiente-. Acá se muestra la problemática y hay que empezar a buscar soluciones. Pero, para conocer el problema y empezar a trabajar, primero hay que saber el numero de lo que realmente emite”.
A su turno, Aloma Sartor, ingeniera y docente de la UTN, indicó que “el desafío es tener un diagnóstico y ver a donde vale la pena la estrategia para mejorar las acciones de los planes. Los residuos son una fracción importante de generación de emisiones y hay que tratar de mejorar su gestión recuperando elementos que no vayan a parar a los basurales. También el consumo eléctrico es muy importante en el impacto, ya que todavía tenemos una matriz energética basada en recursos no renovables. Por eso debemos trabajar en eficiencia-consciencia energética y cambiar, por ejemplo, las tecnologías de iluminación pública”.
Sartor destacó la importancia del primer paso, que es “mostrar en números” la emisión de residuos y la contaminación que eso genera para “construir consciencia” y, así, “construir colaboración y acción con medidas mitigadoras de reducción y adaptación”.
La estimación de la huella de carbono está a cargo del Grupo de Estudio de Ingeniería Ambiental de la UTN. Al respecto, la ing. Mariana González dijo que dicha tarea “marca una línea de base que sirve como puntapié inicial para futuras mediciones e informes. La idea es fundamentalmente saber dónde estamos parados hoy para desarrollar planes de mejoras que nos permitan a futuro cuantificar la disminución en las emisiones generadas”.
“Una de las patas del cálculo de la huella de carbono tiene que ver con la medición de los consumos tanto energéticos como combustibles, que también se ven afectados a una disminución concreta de gastos en materia económica”, añadió.
En ese sentido, Ignacio Marcaccio manifestó que “la idea del proyecto es plantear un nivel de lo que se está generando en la comarca para empezar a desarrollar acciones de mitigación y reducción. Para dar con los primeros datos hicimos una recopilación de información y establecimos factores para ver los niveles de contaminación que generaban”.
Por último, Lucía y Rocío, dos estudiantes de ingeniería civil que también trabajan en la iniciativa, subrayaron la relevancia de la jornada de este martes y la relación que tiene el tema con cada una de las temáticas y las cuestiones también referidas a la carrera que cursan.