«El escritor y politólogo reflexiona sobre los desafíos estructurales de la Provincia, la despoblación rural y la necesidad de políticas de financiamiento para la producción local».
Escritor, columnista y politólogo, Luis Gotte avanza en la escritura de su cuarto libro, centrado en el racionalismo productivo. En diálogo con FM Reflejos, reflexionó sobre el estado actual de la Provincia de Buenos Aires, sus desafíos estructurales y la necesidad de un cambio de paradigma territorial.
“El mejor camino para hacer política es recabar la información necesaria, transmitida por los propios vecinos, para ver las potencialidades y debilidades de los distritos”, afirma Gotte, en referencia al trabajo del ex gobernador Manuel Fresco (1936-1940), figura clave en su investigación actual.
El autor destaca el surgimiento de una “lenta, pero progresiva, economía familiar” en distintos puntos del territorio bonaerense. “En Bragado están produciendo algodón, en Tornquist tenemos trufas y vinos, en Médanos están produciendo vino, tenemos aceituna desde Bahía Blanca hasta Tres Arroyos. Esa producción no tiene la capacidad financiera para expandirse”, señala, en crítica a la falta de políticas de financiamiento por parte del gobierno provincial.
La despoblación rural es otro eje que lo preocupa: “La cantidad de pueblos que están quedando sin habitantes es tremenda”, advierte, y estima que más de 600 localidades están al borde de convertirse en pueblos fantasma.
En ese contexto, Gotte retoma una propuesta que ya ha desarrollado en sus libros anteriores: el traslado de la capital provincial a Junín. “A la Provincia hay que verla dentro de La Pampa húmeda. La vi con un potencial de desarrollo que no vi en otra ciudad, ni siquiera en Mar del Plata o Bahía Blanca, que están muy apagadas”, sostiene.
La crítica a la actual capital, La Plata, es directa: “Los gobernadores son rehenes de las necesidades de los intendentes del conurbano. Para cambiar esto hace falta un cambio de paradigma y empezar a discutir los verdaderos problemas de la Provincia de Buenos Aires, que es la producción”.
“Hoy la Provincia de Buenos Aires no tiene identidad y no tiene autonomía, y tiene una capacidad impresionante para desarrollarse”, resume.
Respecto al vínculo con el Gobierno Nacional, Gotte plantea que “para administrar la Nación, tenés que tener sintonía con la Provincia más importante del país y trabajar en conjunto. Pero esto viene desde hace varias décadas. No tenemos una ley de poblamiento, la última es de 1952, ni siquiera para el renombramiento de nuevos municipios”.
Antes de cerrar su libro, el autor planea recorrer el conurbano bonaerense, al que define como “el plato fuerte”. Y concluye con una imagen cruda: “La parte más dolorosa de todo esto es ingresar al conurbano y ver la forma en cómo se vive ahí, tan apresurada y tan llena de temor”.