La única fábrica de cartulina de la Argentina, Papelera del Sur, atraviesa una de las peores crisis de su historia. Con más de 50 años de trayectoria y alrededor de 200 trabajadores, la planta ubicada en Tornquist funciona hoy apenas la mitad del mes: 15 días de producción y 15 días de suspensión, con salarios reducidos un 30 %.
La situación golpea de lleno a un distrito de unos 14.800 habitantes -según censo 2022- y una comunidad cabecera de unos 10 mil vecinos donde la empresa constituye uno de los motores económicos y sociales más relevantes. “Estamos en una situación límite”, reconocen los trabajadores.
La raíz del problema se encuentra en la apertura de importaciones que inundó el mercado con productos provenientes de China. Con precios más bajos y calidad competitiva, estos artículos desplazan a la cartulina nacional, dejando a la planta local sin capacidad de sostener su ritmo de trabajo.
“Nos tiene trabajando solamente 15 días al mes y los otros 15 estamos suspendidos con rebaja salarial”, explicó un operario con más de dos décadas en la empresa. Los gremios advierten que, si no hay medidas inmediatas, el cierre podría ser inminente. Hasta ahora, ni el Ministerio de Trabajo ni las centrales sindicales han ofrecido soluciones concretas.
El eventual cierre de Papelera del Sur sería devastador para Tornquist. Más de 200 familias quedarían sin ingresos en un pueblo que no cuenta con alternativas laborales de similar magnitud. Hoy se estiman unos 150 empleados en actividad ya que 50 de ellos fueron despedidos en los últimos meses. Comercios, proveedores y servicios también sufrirían el impacto. “Si la planta se apaga, se apaga el pueblo”, sintetizó un referente local.
A la presión externa se suman problemas internos. En medio de restricciones de gas, la empresa debió recurrir al fueloil para mantener su producción. El cambio encareció los costos: el gasto en energía y combustibles subió un 60 % solo en gas, y más del 100 % al sumar logística y mantenimiento. La electricidad también aumentó un 25 %. La ecuación económica, ya frágil, se torna insostenible.
Fundada en 1973 tras la compra por parte del Grupo HZ, Papelera del Sur fue pionera en la economía circular: procesa más de 59.000 toneladas de material reciclado por año, evitando que terminen como residuos y generando empleo local. Durante cinco décadas se consolidó como un actor estratégico en la industria nacional y como sostén de la comunidad. Hoy ese modelo está en jaque.
La combinación de apertura comercial, crisis energética y ausencia de políticas industriales pone en riesgo no solo una fábrica, sino también un modelo de desarrollo productivo integrado con la sociedad y el ambiente. Los trabajadores reclaman que el Estado actúe con urgencia. La comunidad, mientras tanto, vive en suspenso. La pregunta es clara: ¿se dejará caer a la única papelera de cartulina del país, sacrificando con ella medio siglo de historia y el futuro de un pueblo?
Fuente; Ecos de la ciudad