Franco Etcheber, trabajador del Senado de la Nación y oriundo de Saldungaray, compartió una conmovedora anécdota vivida junto a Estela Barnes de Carlotto en el marco del Día Nacional del Derecho a la Identidad y el 95° cumpleaños de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.
Franco Etcheber, oriundo de Saldungaray, licenciado en Ciencias Políticas aprovechó la presencia de Carlotto en el Senado para mencionarle que era de Saldungaray, el pueblo donde ella vivió debido al trabajo de su padre como jefe del Correo. El comentario despertó una inmediata emoción en la histórica referente, quien rememoró su infancia en la localidad y reveló su amistad con la familia local, mencionando específicamente a «Marilina Saldungaray». El encuentro dejó abierta la puerta para seguir investigando el tiempo que Carlotto, la maestra que se convirtió en una líder fundamental de los derechos humanos, pasó en el sudoeste bonaerense.
“La historia empezó en mi trabajo en el Senado de la Nación, que a veces te da esos momentos de tener personalidades históricas de nuestro país”, relató Franco. Una mañana, el Senado era presidido por Cristina Fernández de Kirchner y la agasajada era Estela de Carlotto, quien se acercaba a brindar una charla.
Franco había escuchado que Estela había vivido en Saldungaray, por ser hija del jefe del correo. “Aproveché que la tenía cerca y le dije que era de un pueblo donde ella vivió”, recordó. El gesto despertó una emoción inmediata en Estela, quien comenzó a rememorar su infancia y a preguntar por personas que había conocido allí. “Me dijo que era amiga de la familia Saldungaray, y específicamente de Marilina Saldungaray”.
Según Franco, Estela mencionó que en algún momento de su vida volvió a Saldungaray de forma anónima y pasó por el lugar donde había vivido, aunque ya estaba derrumbado el edificio que había sido el correo. “Entiendo que es en Roca, entre La Plata y Mitre”, precisó. En ese entonces, ser jefe del correo implicaba una gran responsabilidad, ya que se manejaba la comunicación entre las personas.
“Ella se emocionó, pero quedan más preguntas que respuestas. No sabemos mucho más sobre cómo vivió y demás”, concluyó Franco, dejando abierta la posibilidad de seguir reconstruyendo esa parte de la historia local que conecta a Saldungaray con una figura clave de la memoria y los derechos humanos en Argentina.