Junto al escritor Leonardo Giudici, rememoramos esta fascinante historia que une a Sierra de la Ventana con Armstrong en la provincia de Santa Fe; un hombre, «El Loco de los Pájaros: Una Historia de Amor y Encanto».
En Armstrong, Provincia de Santa Fé, los niños jugaban en la calle acompañados de «Guarita», un vecino del pueblo que vagaba por las calles y con su histrionismo divertía a adultos y jóvenes. Además, tenía una conexión abismal con las aves, llamándolas y ellas se le posaban sobre su rama que usaba para llamar su atención. Gregorio Villalobos, «el hipnotizador de pájaros», fue un maravilloso personaje del pueblo de Armstrong.
«Guarita fue un personaje histórico de Armstrong, que tendría actualmente 90 años. Era un niño grande, nunca creció. Era amigo de nosotros, se sentaba con nosotros en el Cine Pancheri. Era notable porque, en esas películas del oeste, él era la voz cantante, aplaudía, golpeaba, e imitaba con un inglés desopilante diferentes cosas. Algunos chicos le tenían miedo, porque era grandote, pero jamás tuvo ninguna actitud de violencia con nadie. Vagaba por todo el pueblo» comenta Leonardo la historia de Gregorio Villalobos, vecino de Armstrong que falleció en abril del 2015. «A veces había que parar la película porque armaba tal escándalo él, porque el alboroto era muy importante. Sobre todo cuando pasaban películas que a él le gustaban» agrega graciosamente.
«El bar Bertoya, que estaba en una esquina, tenía un deck de madera que avanzaba sobre la cuneta y fui testigo de la búsqueda por parte de Guarita de un gorrión que estaba abajo de ese deck. Guarita lo llamaba y el gorrión vino y se le subió al dedo. Él andaba con el gorrión arriba del dedo, mostrándoselo a todos. Realmente era así, tenía una conexión especial con los pájaros» comparte el entrevistado una anécdota con las aves del lugar, ante la consigna del día de FM Reflejos, donde los oyentes comparten historias memorables con algún pájaro. «Tenía pájaros en los bolsillos, es cierto eso. Y él usaba una rama para llamar a los pájaros y se le apoyaban en la rama» continúa sorprendido.
En medio de la nota, se comparte un poema escrito por otra de las vecinas de Armstrong, que también ha compartido mucho de su infancia con Gregorio Villalobos.
«El loco
Ahí viene Guarita!
gritábamos los pibes del pueblo.
Guarita guará vení paracá.
Y salíamos disparando como chicotazo para que no nos alcance.
Nos metíamos en la casa del Mario,
cerrábamos la puerta,
y como si eso fuera poco
le poníamos tranca,
por si la cosa se ponía fulera.
Cada noche como un ritual repetíamos lo mismo.
Salíamos a buscar al loco para que nos persiga y así tener diversión asegurada.
Nos quedábamos en silencio,
apoyados en la puerta como para reforzar la cosa.
Nuestros corazones eran una sola sonrisa desafiante.
Todo era futuro porque
nos sentíamos invencibles.
Nos pensábamos inmortales porque la muerte era cosa de viejos.
Y pasó que un verano se lo llevó a Guarita.
Ese día, las chicharras dejaron de cantar.
No quiero exagerar pero ese mismísimo día también se fue nuestra infancia oliendo a tierra mojada.»
De Betina Balonchard
Hay cosas que ya no están en Armstrong, lo que era el barro, las calles de tierra, los corsos. Trae un poco de nostalgia pero queda para la historia, el recuerdo de Guarita. Me encantó lo que escribió Betina. Me volviste a mi infancia, fue extraordinaria esa época, muy grato vivir en los pueblos» comparte Giudici luego de la escucha del sentido poema.
En medio de la entrevista, Betina también se hace presente a través de un mensaje de texto: «Te estoy escuchando, qué buena entrevista».
«Les agradezco porque no conocía ese maravilloso escrito que no conocía y me hizo emocionar» cierra la nota Leonardo.