Se viene el finde largo y es el momento ideal para realizar una escapada y probar alguna de las 20.000 tortas fritas que se cocinan para la Fiesta del Mate y la Torta Frita.
Nada más campero que el mate con torta frita. Y dicen que si llueve mucho mejor.
Sin embargo, pocos conocen el secreto de porqué esta combinación casi perfecta es un resumen de la identidad argentina y también uruguaya.
Cuenta la leyenda que las tortas fritas son de tradición alemana. Las kreppel o suppa europeas llegaron a la región rioplatense durante la época de la colonia, allá por el siglo XVII, de la mano de inmigrantes árabes y españoles que las dieron en llamar “Sopaipilla” o “masa frita”, de acuerdo a su origen, una suerte de traducción local del término “suppa”, que en el idioma germano significa “pan mojado en líquido”.
También tiene su razón eso de comer tortas fritas con mate los días que llueve. Cuenta la misma historia que las mujeres del campo aprovechaban los días lluviosos para juntar agua de calidad y con ella preparaban la masa, como una forma de aprovecha la jornada y celebrar a la naturaleza.
La Comisión de Turismo Rural de Copetonas de aquellos años instó a la pequeña comunidad de entonces, en 2013, a festejar un día de octubre -en que Copetonas cumple años- la Fiesta del Mate y la Torta Frita.
En aquella primera oportunidad apenas unos pocos vecinos se reunieron en el museo y centro cultural del pueblo para la ceremonia de cebar y comer, pero hoy, en cada fiesta se venden más de 20.000 tortas fritas y el día se transformó en una jornada en la cual las instituciones salen a la calle, la gente se reúne con amigos y los migrantes del pueblo vuelven a casa y celebran el encuentro con sus antiguos amigos de la secundaria, sus vecinos, sus parientes.
Los días 11 y 12 de octubre esta fiesta reúne food trucks, música, emprendedores, artesanos, artistas e instituciones en un encuentro popular bonaerense donde se celebra la tradición y la reunión de la familia, con decenas de cientos de personas que retornan de la mano de una de las tradiciones más arraigadas como es tomarse un matecito con tortas fritas recién hechas por las mujeres locales.
La Fiesta del Mate y la Torta Frita coincide con el aniversario del pueblo así que el gran festejo incluye un poco del trabajo de todos: las escuelas presentan sus creaciones, a Sociedad de fomento vende las tortas para juntar dinero para la noche de Reyes y el Centro de Jubilados mantiene el agua caliente para los termos, que se rellenan una y otra vez durante las dos jornadas de celebración.
Cronograma de actividades:
El 11 de octubre todo comienza desde las 14 hs con la presentación de la Agrupación Folklórica Newen Pewma, a las 15 estará ATR Zumba y ATR Zumba Kids, a las 16 se presentan Rocío Tossetti y Kumaras, a las 17 Rurales de la Danza, a las 18 Eucalo, un rato más tarde a las 19 la Banda CCC, Chula Cumbia una hora después y a las 2, tras la extensa jornada donde hay también hay feria, muestra lo suyo Toke Cumbiero y abre sus puertas la gran carpa donde todos bailan hasta las 2 de la mañana.
El domingo 12 tras el Acto Protocolar a las 11 de la mañana llega Quispi Kay, a las 14 Brothers Jeans, luego Buen Vibra, Arrullo a las 16hs. Flore de Banda a las 17 y a las 18 es el acto principal cuando cierra el encuentro Rocío Quiroz.
Manuel Reinoso, uno de los organizadores, cuenta que, tras esa primera edición en 2013, el festejo ha crecido exponencialmente y este año “se decidió volver a ponerlo en el calendario bonaerense como un evento abierto a locales y visitantes. De vender a unas 20 docenas de tortas fritas hoy llegamos a vender poco más de 20.000 entre los dos días. Se suma que el 12 de octubre es el Aniversario del pueblo que este año cumple 113 años y por eso octubre es una fiesta todos los fines de semana además de este 11va. Edición de esta Fiesta a la que se suma asado al asador. Somos 1000 habitantes y Copetonas ese día recibe más de 12.000 personas, de las cuales muchas la consideran un punto de reunión de gente que regresa a visitarnos, vuelve a sus raíces para ver cómo va creciendo el pueblo, hay reunión de amigos, nos ponemos al día con los vecinos. También tiene esa esencia del encuentro. Este año es especial porque decidimos hacer hincapié en el cumple del pueblo y que todo sea más oficial sumando a las instituciones. Asado, mate y tortas fritas, una torta gigante y un baile para que todos disfruten y festejen nuestro día”.
Sobre Copetonas
Tres Arroyos es todo un descubrimiento. La ciudad despliega su arquitectura del siglo XIX e invita con sus eventos culturales y fiestas. Pero lo sorprendente llega al recorrer sus pueblos y caminos, algunos de los cuales llegan al mar. A medida que avanza el paisaje es momento de decidir cuál de los circuitos turísticos recorrer y entonces hay un nombre que llama la atención: Copetonas. Poniendo rumbo sudoeste, hacia Reta, aparece este pueblo pequeño donde dan la bienvenida los pájaros y el silencio.
Copetonas nació con la llegada del Ferrocarril del Sud en 1912. En su época de auge entre los años ’40 y ’50 tuvo 5000 habitantes. Hoy la habitan 1200 personas y es un pueblo agro ganadero. Los terrenos fueron cedidos por Pedro Carrera y Manuel Candia y fue la empresa ferroviaria la que le dio el nombre. Entre simpático y pegadizo, el nombre Copetonas se lo ganó por un tipo de perdiz que abunda en el campo, también conocida como martineta, de peculiar pelaje y con un penacho en la cabeza.
El pueblo es el lugar ideal para recuperar las energías gastadas durante el viaje desde Caba, que son unos 505 km, aunque apenas hacen falta unos 45 minutos para llegar desde la ciudad de Tres Arroyos. A la hora del almuerzo o la cena los visitantes ponen rumbo a la rotisería La Casa de los Abuelos, donde Cachi y Oscar Videla ofrecen unas pastas memorables. La Cantina del Club está abierta de lunes a lunes mediodía y noche y ofrece un menú variado, pero entre lo más suculento se recomienda su variedad de milanesas. Al fin, en el Parador 72, se disfruta de sándwiches y minutas.
Tomarse un fin de semana en Copetonas es vivir al máximo la ruralidad, donde la hora de la siesta es sagrada y, en otoño, la noche llega temprano.
Hay dos posibilidades para alojarse en el mismo pueblo: el Hospedaje Copetonas, unos departamentos equipados con calefacción, agua caliente y todo lo necesario para pasarla bien y el Complejo de Cabañas Copetonas, 6 cabañas con todas las comodidades. Finalmente, sólo en algunos períodos del año, está accesible la Estancia San Joaquín, a pocos km del centro.
Hay muchas actividades para hacer durante el día como visitar el antiguo Bar de Lera, un almacén de Ramos Generales que conserva su espíritu de época, donde tomarse una grapita o comprar alguna cosa que uno haya olvidado o alguno de los productos del Instituto Almafuerte, que fabrica encurtidos envasados.
Como sucede muchas veces, la mejor forma de conocer el pueblo y sus alrededores es a caballo. Por esa razón siempre hay algún paisano dispuesto que ofrece su tropilla mansa para disfrutar de una perspectiva diferente. Para el que no es tan campero también se pueden alquilar bicicletas.
PRENSA
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