Fue una derrota devastadora del Gobierno, que no tuvo defensores en el recinto. Solo la cordobesa del PRO, Carmen Álvarez Rivero, y el formoseño Francisco Paoltroni respaldaron al oficialismo porque el resto de LLA guardó silencio. La insistencia fue de 63 votos a favor y 7 en contra.
Fue una victoria anunciada, pero contundente. Devastadora. Con 63 votos a favor y 7 en contra, el Senado le puso fin al boicot del Gobierno y convirtió finalmente en ley la iniciativa que declara la emergencia en Discapacidad hasta 2026. Después de tres meses de idas de vueltas, de sanciones y medias sanciones, de vetos e insistencias de vetos, la oposición le torció el brazo a Javier Milei y lo obligará, por primera vez, a transferir recursos hacia uno de los sectores más vulnerables de la sociedad.
El presidente, que andaba de gira por Estados Unidos cuando la oposición le asestó una nueva derrota en el Senado, se quedó solo: ninguno de sus senadores de La Libertad Avanza se animaron a defender el veto en el recinto. Solo la cordobesa del PRO, Carmen Álvarez Rivero, y el excomulgado Francisco Paoltroni atinaron a brindar un discurso en contra de la insistencia de la ley. Fueron los únicos aliados, a su vez, que votaron en contra de la ley, junto al resto de LLA.
El resto de los aliados en el PRO y la UCR, en cambio, le soltaron la mano. En medio del escándalo de las coimas de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), que tiene a Karina Milei en el ojo de la tormenta, no había senadores que quisieran aparecer votando en contra de los discapacitados. Las familias de personas con discapacidad se habían encargado de llamar por teléfono a cada uno de los senadores y, frente a una derrota anunciada, ninguno de los aliados del oficialismo quería exponerse a un escrache público.

Los senadores del peronismo José Mayans y Anabel Fernández Sagasti
El jefe de bloque libertario, Ezequiel Atauche, iba a ser el responsable de cerrar el debate. Estaba anotado en el listado de oradores, pero, cuando llegó el momento, decidió no hablar. La senadora cornejista, Mariana Juri, lo miró, inquisitiva, cuando Bartolomé Abdala, que estaba oficiando de presidente del Senado mientras Victoria Villarruel estaba al frente del Ejecutivo, decidió pasar a la votación. Atauche negó brevemente con la cabeza, dando a entender que daba la batalla por perdida.
La oposición, mientras tanto, cerró filas en torno a la defensa de la ley. Votaron a favor peronistas, radicales de todos los colores -incluso los mendocinos, que responden a Alfredo Cornejo, votaron a favor de la ley-, macristas y fuerzas provinciales. Y, en todo los casos, los senadores que tomaron la palabra elevaron la misma recriminación al Gobierno: la plata que le faltaba a los discapacitados la tenían los funcionarios que habían cobrado las coimas de la ANDIS.

“Pareciera que la motosierra no era para hacer eficiente el gasto, era para que la coima quedara adentro del Presupuesto y del equilibrio fiscal. La motosierra fue para la gente, no para la coima”, disparó la larretista Guadalupe Tagliaferri (PRO), y apuntó los cañones contra el aparato comunicacional del Gobierno: “Cuando salga a tuitear de donde va a salir la plata para financiar esta ley, es simple: la plata para financiar esta ley sale del sobreprecio y la coima, así que no insistan”.
“El famoso ahorro es una gran mentira, porque con ese ahorro no hay más plata para los jubilados, las universidades, las personas con discapacidad, la obra pública. ¿Cuál es el sentido de este ahorro que nos quiere vender el presidente? En Argentina hay 5 millones de personas con discapacidad, un 10% de la población. Si el Estado, para ahorrar, necesita maltratar a los ciudadanos, no está ahorrando, los está abandonando”, sumó el peronista Daniel Bensusán, quien no perdió la oportunidad para hacer un comentario jocoso sobre el supuesto 3% que, según los audios de Spagnuolo, se habría llevado Karina Milei: un clásico de la jornada.
La única, junto a Paoltroni, que se animó a defender al Gobierno fue Álvarez Rivero, que optó por acusar al kirchnerismo de querer “desestabilizar” a Milei. “El Gobierno kirchnerista dejó un caos en la ANDIS. Y sin dudas hicieron caja”, señaló la cordobesa bullrichista, que no hizo comentario alguno sobre los audios de Spagnuolo.

“El verdadero desafío es solucionar los problemas. No es que tengamos que tomar todas las pelotas desde el Senado. Esta ley no hace falta, lo que se necesita es gestión política”, insistió la senadora del PRO, buscando un salvavidas que el Gobierno nunca concedería: la promesa de actualizar las prestaciones, que están congeladas desde el año pasado y que todos los sectores políticos -incluso los oficialistas- coinciden en que tendrían que haberse actualizado.
La ley, además de actualizar las prestaciones, fija una revisión de las pensiones no contributivas por invalidez laboral y establece la creación de otras nuevas: un mensaje a la auditoría trunca del Gobierno que dejó en stand by, desde el año pasado, un total de 500 mil pensiones.
“Quieren establecer un estado de sospecha para todos los discapacitados. Si una es trucha, entonces todos los discapacitados y discapacitadas son truchos.Todas las pensiones son truchas. Es un plan siniestro. Hicieron que todos, no solo los discapacitados sino también sus familias, sean sospechosos”, denunció la peronista Juliana Di Tullio.

El encargado de cerrar el debate fue José Mayans, que ya desde temprano se movía con confianza en el Senado, sabedor que contaba con más de 60 votos a favor de la ley. El clima en el Palacio giraba entre la calma y el éxtasis: la derrota del Gobierno era inevitable y funcionaba como un anticipo, una premonición, de las derrotas del futuro. “El Gobierno está implosionando”, deslizó una senadora cristinista, previo a que se conociera la votación.
Mayans optó por apuntar contra la corrupción en la gestión libertaria, citó frases de la Biblia – “No hay nada que esté oculto que no sea descubierto”- y acusó con dureza a las diputadas del PRO, como María Eugenia Vidal, que habían “hecho campaña en defensa de los discapacitados y jubilados y, después, a la hora de la votación se abstienen”. Paoltroni intentó interrumpirlo, pero Mayans lo cortó en seco: “Callese, maleducado. Hijo de Milei”.

Cuando llegó el momento de votar, el recinto estalló en aplausos (una novedad para la Cámara alta, más comedida). Afuera, en las calles, las organizaciones que habían movilizado también celebraron. Ahora, es tiempo de esperar a que Milei ejecute la ley, aunque ya hay senadores que, como el santacurceño José Carambia, advirtieron que iniciarán un juicio político contra el presidente si no la cumple.
En el peronismo están molestos, pero confiados. Sospechan que Milei la judicializará pero que, tarde o temprano, tendrá que ejecutarla. Y que, a cada día que pasa, el presidente se queda más solo. “Hasta Villarruel es nuestra ahora”, ironizó, a la salida un senador peronista.
MC – María Cafferata