Especialistas analizan el impacto de la «obligatoriedad» de la alegría y cómo el contraste entre la expectativa social y la realidad personal puede generar estrés, ansiedad y el denominado “síndrome del villancico”.
La llegada de la Nochebuena y la Navidad suele presentarse como una época de felicidad garantizada, reencuentros perfectos y balances positivos. Sin embargo, para muchas personas, este periodo representa una carga emocional difícil de gestionar. Según un informe de Infobae, la psicología clínica explica que el malestar ante estas fechas no es una patología, sino una manifestación de la historia personal y el contexto actual de cada individuo.
La trampa de la «experiencia impuesta»
Una de las voces destacadas en el informe es la de la psicóloga Dawson, quien profundiza en el rechazo que generan estas fechas cuando se perciben como un mandato. Según la especialista, muchas personas se sienten atrapadas en una narrativa que no les pertenece:
«No me gusta y la rechazo. Sin tener la posibilidad de pensar que podemos ser creadores de otras experiencias», resumió Dawson, enfatizando que el rechazo suele nacer de la falta de autonomía sobre cómo vivir estos días.
Para la experta, diciembre es, en realidad, una ventana para la introspección y la autenticidad: “Diciembre puede ser una oportunidad para revisar los vínculos, habilitar conversaciones honestas y construir celebraciones más ajustadas a la realidad emocional de cada persona”.
El «Síndrome del Villancico» y el estrés por balance
El informe introduce un concepto clave: el «síndrome del villancico». Este se exterioriza cuando las personas entran en conflicto consigo mismas al notar que no logran conectar con el espíritu navideño, lo que deriva en cuadros de estrés y ansiedad.
A esto se suma la presión por el cierre de ciclos. La psicóloga Martínez Castro señala que la soledad y la melancolía se agudizan debido al balance anual:
«El cierre del año, generalmente sin pedir permiso, invita a pensar en lo que no se logró, en lo que se perdió, en los vínculos que no prosperaron. Este balance, hecho en soledad, suele intensificar la sensación de falta«.
La validación emocional como herramienta de salud
Frente a la vergüenza o la culpa que puede generar no sentirse «feliz», los especialistas coinciden en que el primer paso para transitar estas fechas en paz es el autocuidado y la aceptación de las emociones propias, incluso las negativas.
Entre las recomendaciones textuales de los expertos para quienes no disfrutan de la Navidad, se destacan:
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No forzar estados emocionales: «Permitirse sentir lo que uno siente ya es un alivio importante», sostiene Martínez Castro.
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Establecer límites: Es vital comunicar necesidades de manera clara y evitar la exigencia de cumplir con todas las expectativas sociales.
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Flexibilizar rituales: Los especialistas sugieren que no es necesario cancelar las tradiciones, sino transformarlas. «Elegir cómo transitar las fiestas, priorizando el bienestar propio, favorece tanto la salud emocional individual como la del entorno».
En conclusión, la psicología moderna valida el sentimiento de quienes prefieren la distancia o el silencio en estas fechas. Como destaca el informe, entender que los vínculos cambian y las formas de reunirse también deben hacerlo es fundamental para reducir la presión de una Nochebuena «perfecta» que, muchas veces, no coincide con la realidad de las personas.
Fuente consultada: Infobae, Sección Salud



































































