Para cerrar su ciclo sobre El Humanismo, el filósofo Santiago Liaudiat vuelve a presentar su columna en la radio. Esta edición se llama «El Humanismo por venir» y en ella comparte sus ideas y opiniones acerca de cómo debería desarrollarse este movimiento filosófico en el futuro.
«Nuestra época se caracteriza por cuatro desmesuras: la primera es la expansión ilimitada del capital, financiero, alienado, que no encuentra límites. La segunda, es la vorágine tecnológica que promete el fin de lo humano y nos somete a su imperio. La tercera desmesura es la degradación del medio ambiente por causa de un productivismo y consumismo exacerbados. La cuarta es la hipertrofia del yo, que impide el sano reconocimiento mutuo y produce todos los malestares asociados al narcisismo» presenta Santiago el diagnóstico del cual parte la columna del día de la fecha.
«Frente a eso, se ha intentado recuperar el Humanismo, en algunos momentos, de un modo reactivo. Creo que esa vía no es conducente y es preciso repensar al humanista, con todas las críticas que han ido emergiendo los últimos 200 años y que han llevado al abandono del Humanismo. Creo que hay que recuperarlo» desarrolla el filósofo el problema de su columna.
«Un Humanismo por venir debe estar actualizado» afirma, y propone algunas pautas de reconceptualización del movimiento. «Hay que abandonar la idea de antropocentrismo, hay efectivamente un vínculo entre eso y la destrucción del miedo ambiente. El ecologismo debe ser integrado dentro del paradigma humanista».
«Es preciso salir de la base individualista del Humanismo tradicional, muy liberal. Creo que el nuevo Humanismo tiene que dar una primacía a la dimensión ética y comunitaria» comenta la segunda pauta. «En el concepto de justicia, el cuidado del prójimo, en el respeto a la vida» ejemplifica.
«Existen estructuras que organizan la vida, factores que muchas veces son determinantes, pero a pesar de eso, no tenemos que renegar del papel de la libertad humana y de la agencia humana, de actuar sobre la realidad para transformarla. En definitiva, el papel de la política» menciona la tercera pauta de reconceptualización del Humanismo.
«El cuarto elemento, frente a la crítica que se le hizo al Humanismo clásico, crítica válida, el Humanismo por venir debe ser un Humanismo de muchas caras, multicultural, sin caer en la diversidad que fragmenta al ser humano» continúa.
«Creo que el nuevo humanismo debe defender la nueva singularidad humana, nuestras imperfecciones creativas, aceptar el límite de lo humano, aceptar lo que somos. No queremos funcionar, queremos existir. Este Humanismo debe abrazar la finitud» comparte haciendo conexión con la inconsciente necesidad del ser humano de querer convertirse en máquinas.
«Tiene que ser un Humanismo que se arraigue al corazón humano. Es preciso, sin caer en el irracionalismo, recuperar el papel del corazón, como aquello que le da unidad a la voluntad, al deseo, al sentido» menciona en relación a poder abandonar las actitudes narcisistas y abrir el corazón al otro.
«Es preciso no confundir los males del Capitalismo como males del Humanismo. Estas críticas hacen caso omiso a que estamos en sociedades capitalistas y, en alguna medida, tienen que ver con la vorágine del lucro, del fetichismo del dinero. Es preciso distinguir eso, separar la paja del trigo» hace referencia a orientar las críticas al Capitalismo.
«El sentido trascendente de defender la vida frente al capital financiero, el paradigma tecnocrático, la vorágine tecnológica, la degradación ambiental y estos atropellos. Es poner el eje en la ética, la comunidad, la justicia, la vida, en ciertos valores clásicos que son precisos recuperar» cierra su columna.