La «bola de fuego» que se observó ayer en el cielo bahiense y en varias zonas del país, como La Pampa, provocó un importante revuelo por el espectáculo que ofreció y abrió varios interrogantes. Ricardo Thomé, astrónomo bahiense y experto en la materia, dio detalles del fenómeno esta mañana en LA BRÚJULA 24.
«En realidad es más común de lo que se imagina. Tiene que ver con el ingreso en la atmósfera de lo que se suele denominar un meteoroide, que es un fragmento de material que puede ser de distintas composiciones, puede ser rocoso, carbonáceo, metálico, de sílice. Son fragmentos que varían mucho en tamaño, que puede ir desde algunas micras, una micra es la milésima parte de un milímetro, estamos hablando de algo microscópico prácticamente, a un metro aproximadamente», comenzó explicando el especialista en diálogo con el programa La Mesa Dominguera.
«Estos fragmentos están en realidad orbitando al Sol, como todos los cuerpos del Sistema Solar, en el espacio interplanetario, y la Tierra, al desplazarse también en su órbita alrededor del Sol, eventualmente los intercepta en su recorrido. Ingresan a la atmósfera con velocidades realmente muy altas, que pueden estar entre los 20 a 60 o 70 kilómetros por segundo, y se produce este fenómeno luminoso que se vio ayer, que se lo llaman meteoro, que es justamente el ingreso de un meteoroide, o si hablamos de tamaños más grandes que un metro, un asteroide que ingresa a la atmósfera de la Tierra», precisó.
Acerca de la forma de denominar al objeto, Tohmé explicó que «muchas veces hay un error de concepto, porque se habla del ‘meteorito’ y en realidad el meteorito es un fragmento de un evento meteórico, de un meteoro que justamente es lo suficientemente grande como para sobrevivir a todo ese calor y a esa fricción de su paso a través de la atmósfera y termina cayendo a la Tierra. En este caso claramente esos destellos indican que el objeto prácticamente se desintegró en el aire y entonces no hubo meteorito. Si hablamos en términos técnicos lo que se vio ayer es un meteoro que podría ser considerado un bólido».
«Un bólido es un meteoro que produce un evento de un brillo superior al del planeta Venus en el cielo terrestre. En este caso, yo creo que estuvo ahí en el límite, superó por muy poquito al brillo del planeta. Al producirse esto a una altura bastante importante, de 90 a 70 kilómetros, lo podemos ver desde un área geográficamente extensa. Si fuera algo que sucediera, por ejemplo, a 10 kilómetros de altura, obviamente el área de visibilidad sería mucho más chica», agregó.
Respecto a la luz tan brillante que los espectadores lograron observar, el astrónomo explicó: «Al ingresar a semejante velocidad, ese objeto desplazándose por las capas más altas de la atmósfera, esa energía cinética, ese movimiento tan rápido, de alguna forma, al chocarse con las primeras moléculas de aire que se encuentran a esa altura, se transforma en luz y calor, porque ese aire alrededor de este meteoroide se ioniza, se excita, y es lo que vemos desde la superficie terrestre».
«Todo el tiempo está cayendo material que ingresa desde el espacio interplanetario a la atmósfera de la Tierra. De hecho hay estimaciones que hablan de unas 6.000 toneladas al año de material que está en el espacio interplanetario y que la Tierra obviamente se lo encuentra, intercepta su trayectoria y termina ingresando en la atmósfera. Si hablamos de una cuestión estadística, la enorme mayoría de estos objetos se calcula que son más o menos del tamaño de un grano de arena y uno de arroz . Lo único que cambia con lo que vimos ayer es que en este caso era un fragmento un poco más grande», concluyó.