Cada 1 de diciembre, la comunidad global conmemora el primer día de salud dedicado en todo el mundo, usando el lazo rojo como símbolo de solidaridad y recaudación de fondos. Sin embargo, la celebración de 2025 pone en alerta la interrupción de servicios esenciales de prevención y apoyo comunitario debido a la escasez de financiación internacional, lo que exige a los países un compromiso urgente y transformador para retomar el camino hacia la meta de erradicar el SIDA como amenaza para la salud pública antes de 2030.
El 1 de diciembre se celebra el Día Mundial del SIDA. Fue el primer día dedicado a la salud en todo el mundo, y la razón de elegir esa fecha concreta fue por razones de impacto mediático, al ser el primer día del mes de diciembre.
En este día, se hacen muchos actos de concienciación; muchas personas salen a la calle con un lazo rojo, símbolo de la lucha contra el Síndrome de Inmunodeficiencia Humana (SIDA, por sus siglas en inglés); grupos de personas se movilizan para recaudar fondos para la investigación y para dar su apoyo y solidaridad a las personas con SIDA.
La conmemoración del Día Mundial del Sida de 2025 pone de relieve cómo los recortes en la financiación a nivel internacional están poniendo en riesgo los avances logrados en la respuesta al VIH. La crisis actual afecta especialmente a los servicios de prevención y a los programas comunitarios que apoyan a las poblaciones más marginadas, mientras que el aumento de leyes punitivas dificulta aún más el acceso a la atención.
Ante este panorama, se requiere un enfoque transformador que permita superar las disrupciones y mantener el rumbo hacia la meta de poner fin al sida para 2030.
Para lograrlo, los países deben replantear de manera radical su programación y financiación, sin depender únicamente de recursos nacionales. La comunidad internacional debe cerrar la brecha de recursos, eliminar barreras legales y sociales, y fortalecer el liderazgo político orientado a la igualdad y los derechos humanos. Con cooperación global, urgencia y compromiso, aún es posible avanzar hacia un mundo libre del sida como amenaza para la salud pública. La primera vez que se celebró el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA fue en 1988 y desde esa fecha, el virus ha matado a más de 25 millones de personas en todo el mundo, lo que supone una de las epidemias más destructivas de la Historia.





























































