31/10/2025 |

Día de Halloween: ¿por qué se celebra el 31 de octubre?

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Cada 31 de octubre se celebra Halloween, una noche de disfraces y dulces que tiene raíces en el antiguo festival celta de Samhain. Conocer su origen es descubrir el puente entre lo pagano, lo cristiano y lo popular.

En la noche del 31 de octubre, millones de personas salen disfrazadas, tallan calabazas y piden dulces. Pero detrás de esta festividad divertida existe una historia que se remonta a más de 2.000 años, al antiguo festival celta de Samhain, que marcaba el final del verano y el inicio del invierno, un momento en que los muertos y los vivos podían acercarse.

La palabra “Halloween” proviene de “All Hallows’ Eve” (víspera de Todos los Santos), una celebración cristiana establecida por el Vaticano para intercambiar la antigua tradición pagana de Samhain por una orientación religiosa. Durante la jornada original de Samhain, los celtas encendían hogueras, usaban disfraces de animales para ahuyentar espíritus, y creían que las barreras entre el mundo de los vivos y el más allá eran más difusas.

Con el paso de los siglos y las migraciones (especialmente irlandesas hacia EE.UU.), estas costumbres evolucionaron. Las “manzanas de truco o trato”, los disfraces, las calabazas talladas (“jack-o’-lanterns”) y las bromas nocturnas se incorporaron al folclore moderno. Hoy Halloween es una mezcla de herencias que combina lo lúdico, lo familiar y lo simbólico.

En Argentina y otros países de habla hispana, la fecha también es ocasión de fiestas temáticas, decoraciones en colegios y centros comerciales, e incluso un auge del “truco o trato” urbano. Más allá de lo festivo, la efeméride invita a reflexionar sobre la manera en que transformamos rituales antiguos en entretenimiento contemporáneo y cómo la memoria colectiva absorbe tradiciones de distintas épocas.

En esta noche especial, al poner una calabaza en la puerta, al elegir un disfraz o al compartir caramelos con los niños, estamos participando de una cadena de costumbres que atraviesa milenios. Cada guiño tenebroso y cada “dulce o travesura” es también un puente entre los recuerdos de otro tiempo y la celebración del ahora.

 

NB – elDiarioAR

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