Jorgelina Varillas y Franco Rueda Amaya, ingenieros agrónomos de Bahía Blanca, decidieron emigrar en julio de 2022 y han vivido una intensa odisea laboral y cultural que los llevó por Sicilia (Italia), Irlanda y, finalmente, a la isla de Tasmania, Australia.
Trabajando en cosechas milenarias de olivos, en tambos y con caballos de carrera, la pareja fue adaptándose a culturas muy distintas, desde la calidez siciliana hasta la pulcritud irlandesa. Actualmente, con una Visa Work and Holiday, se han establecido en un campo de ovejas en la «Patagonia australiana». En exclusiva para FM Reflejos de Sierra de la Ventana, la pareja —que escucha la radio en sus tiempos libres como cable a tierra— compartió su camino antes de definir su regreso a la Argentina con un proyecto.
Una pareja de ingenieros agrónomos decidió emigrar en julio de 2022 y desde entonces recorrió Italia, Irlanda y finalmente se instaló en Tasmania, Australia. Entre cosechas, tambos y caballos de carrera, fueron encontrando oportunidades laborales y culturales que marcaron su camino.
“Nos fuimos hace 3 años de acá. Primero a Italia, Irlanda y ya hace 1 año y medio estamos en Tasmania, es una isla que pertenece a Australia”, cuentan Jorgelina Belén Varillas y Franco Rueda Amaya, quienes se recibieron en Bahía Blanca y siempre tuvieron el deseo de conocer otros lugares.
En Sicilia trabajaron en la cosecha de olivos, donde descubrieron plantas milenarias y una cultura muy distinta a la imaginada. “Fue un choque, porque uno imagina Italia como la idea de Europa, y cuando llegamos a Sicilia, no es limpia para nada, hay mucha basura acumulada en las rutas, en las calles chicas. Es otra cultura”, recuerda Jorgelina. Franco agrega que también se vinculó con la ganadería, un área que no había elegido en su formación pero que terminó siendo parte de su experiencia.
La calidez de la gente fue un punto alto: “Ni bien te conocen ya te tratan como si fueras de la familia. Son muy cálidos”, destaca Franco. En lo económico, el pago diario alcanzaba para cubrir el alquiler mensual, lo que les permitió sostenerse.
Jorgelina y Franco en Irlanda.
En Irlanda trabajaron primero en un tambo y luego con caballos de carrera en la etapa de pre entrenamiento. “Ahí ya los sueldos eran más altos, pero los precios eran más altos también. En Irlanda nada que ver a Sicilia, todo estaba muy limpio e impecable”, comenta Jorgelina. Allí encontraron también un Club Argentino Irlandés, que les permitió compartir con otros compatriotas. “En todos lados tuvimos la suerte de que reciben muy bien al argentino”, agrega.
Con una VISA Work and Holiday llegaron a Tasmania, donde encontraron trabajo en un campo de ovejas. “Es muy montañoso, muy quebrado con cordillera. En la costa oeste hay más playa turística. Del otro lado pueden llegar a llover unos 3000 milímetros. Mucho viento, poca lluvia, pero es muy parecido a la Patagonia”, describen.
La vida social, sin embargo, es diferente: “La comida no es un momento de encuentro, la previa es algo que no existe, no lo adoptan. El rejunte alrededor de la comida, los amigos y la calidez ellos no lo tienen”, señalan.
Actualmente, Franco tiene un contrato permanente en el campo, mientras que Jorgelina trabaja de manera “casual”, con la posibilidad de colaborar en distintos lugares. “Ellos te pagan los aportes pero las vacaciones no, pero cuando estás permanente sí”, explica.
De cara al futuro, la pareja planea aprovechar al máximo los años de la VISA y luego decidir si regresan a Argentina. “Más que nada volver con un proyecto que signifique algo para nosotros”, concluyen.
Un asado en Tasmania





































































