Eran las 23.39 del sábado pasado, cuando el Renault 12 conducido por Renzo Benítez (37), intentó atravesar la ruta 197, en el cruce con A. Jonte, en José C. Paz. Junto a él viajaba su esposa, Eliana Ramírez (31) y atrás, sus tres hijos de 14, 11 y 8 años.
Al llegar al lugar, el auto se detuvo para dejar pasar un coche y luego se incorporó a la ruta, pero inmediatamente, una camioneta VW Amarok, a gran velocidad, los embistió lateralmente y arrastró varios metros, hasta chocar contra un semáforo. Eliana murió en el acto y poco después Renzo, que salió despedido. Los chicos sufrieron traumatismos, pero sobrevivieron.
El conductor de la Amarok, Michael Carballo, 18 años, fue sometido a un test de alcoholemia registrando 3,01 g de alcohol en sangre. Y se estimó que circulaba a 160 km/h.* Era imposible, que, con esa intoxicación alcohólica, pudiera tener control de su vehículo y buen juicio, para detener el bólido que conducía o esquivar algo.
Sin duda, la combinación de alcohol al volante y velocidad excesiva resulta un frecuente cóctel mortal. En este caso, este joven e inmaduro conductor, mató a dos personas y dejó huérfanos a tres niños. E irá a juicio por ello, pero las dos vidas perdidas y las afectadas para siempre, de sus hijos huérfanos, no tienen retorno.
Esto sucede en la Provincia de Buenos Aires, que legisló 0 alcohol al volante pero que casi no se controla ni sanciona. Lamentable.
*Fuente: Diario La Nación

































































