La Plaza de Tornquist fue testigo de un emotivo relato en el marco del cierre del Octubre Rosa, de la mano de Mariel Llanos, docente y profesora de Zumba Kids, quien compartió su experiencia tras haber recibido el alta de un intenso tratamiento contra el cáncer de mama hace apenas quince días.
Llanos, visiblemente emocionada, explicó que haber transitado la enfermedad a los 48 años, a pesar de ser una persona que realiza mucha actividad física y trabaja intensamente en la docencia, la llevó a una profunda reflexión. «Yo siempre lo tomé desde el lugar de que esto venía a enseñarme algo, de que tenía que hacer una pausa», comentó. Aseguró que nunca se preguntó «¿por qué a mí?», sino que «siempre entendí que esto venía a enseñarme algo. A parar, a revisar cómo vive uno». Incluso llegó a entender que «tanta actividad como estaba haciendo yo, al extremo del estrés, no era buena».
El Mensaje Vital de la Prevención
Como sobreviviente, el mensaje de Mariel Llanos es directo y enfático: la prevención. «A mí me salió hacerme un control a tiempo», afirmó, y por ello insta constantemente a otros a actuar: «Permanentemente les digo, háganse los controles anuales, que no se dejen pasar el tiempo, que sea una vez al año».
La profesora hizo hincapié en que si bien la superación de la enfermedad implica un apoyo fundamental en «terapia, en la familia, en un montón de cosas», considera que «lo prioritario es prevenir». Según su propia experiencia, recomienda «hacerte el control, hacerte la biopsia, hacerte la operación, porque después el camino es mucho más fácil».
El Regreso al Arte y el Apoyo Incondicional
Tras recibir el alta hace quince días, Mariel rápidamente «ingresé de nuevo al sistema educativo» y hace «una semana» que retomó sus queridas clases de Zumba. Este retorno, confiesa, ha sido posible gracias al inmenso apoyo que recibe: se siente «muy abrazada y muy querida» por sus alumnas y las familias que la contienen.
Llanos da clases en la comunidad de Saavedra (partido de Saavedra) y viaja dos veces por semana, donde tiene un plantel de 32 alumnas, lo que le «carga de mucha energía». Al finalizar su relato, se definió con profunda humildad: «una bendecida» y «una agradecida de la vida».
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